jueves, noviembre 17

-¿Qué hemos hecho para merecernos esto?- Los "Profes" de Micro

El señor Mosbah Lafi es árabe, y me atrevo a decir que magrebí, por lo menos. El del año pasado, se llamaba ni más ni menos que Teddy Mazamba. Creo que sobra decir que tenía ascendientes africanos, de lo más profundo del África negro (acaso Zambia ??). Tanto Teddy como Mosbah me han enseñado, más que microeconomía, que es lo que deberían, a ser paciente y compasivo. Pues hay que ver la dificultad que causa entender una frase entera en el francés que hablan. Mosbah (más vale tarde que nunca) está aprendiendo a pronunciar la e como e y no como i (“obtinir un cridit”), pero su timidez e inseguridad crónicas lo convierten en un robot desafinado, aunque preocupado por la comprensión del estudiante (“é-cé-clair?”). Se repite tanto, que parece un bachiller del DAS chismoseando, perdón, preguntando, en Emigración del Dorado. Y claro, como si hubiera seguido los cursos de bachiller del DAS, es irascible. Una vez rompió una tiza de la furia que le dio que una alumna lo hiciera confundir la izquierda con la derecha. No los abstractos conceptos políticos, sino la mano izquierda con la derecha. Uno se siente transportado a los tiempos del jardín infantil: son clases de motricidad fina. Mosbah y Teddy son doctorantes. Y sin embargo, Mosbah se refiere a Keynes en presente: “Keynes es un visionario” dijo. No sé si la preparación del doctorado le habrá dejado tiempo de verificar la fecha de defunción del señor Keynes.
Qué decir de Teddy? Su nombre nos da unas cuantas pistas: como el oso de peluche nombrado en honor del primero de los Roosevelt (que en realidad era más bien un Monstruo), su ternura no tiene límite. De lo alto de sus 1,90, a Teddy sus rulitos de pelo se le ven como moños navideños, símbolos de su carácter bonachón. Oír su pronunciación es casi un experimento etnológico. “Este hombre es uno de los nuestros”, se dice uno, en trance humanitario. Pero claro, tanta melosería se vuelve fatigante: la hora y media semanal parecía año y medio de convivencia en la tribu de los zulus. Y es por eso que se masificaron en poco tiempo los flagelos del estudio: la “capadera” de clase, la “montadera”, antítesis de toda autoridad. De estar en Colombia, a Teddy ni siquiera le dirían Teddy (y por nada del mundo “Doctor” Mazamba), sino simplemente “Tícher”. El popular “profe”, símbolo máximo del irrespeto y la desinstitucionalización. Personajes que por atesorar la obstinación, una elocuencia mínima y un saber en saldo rojo permanente, serían más aptos para servir de guías turísticos en el Sahara que para contribuír al perfeccionamiento académico de generaciones enteras. A menos que de verdad se quiera formar una sociedad de seres grises y sin ambiciones.
Francia se merece otra revolución.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi época, mi maestro era uno de los 5 "Mandarines", que Francia permitía en su organización académica. Se llamaba, creo que ya murió, Lucas Pun y era de origen Chinois. Reconozco, que fue no solo mi guia, sino mi soporte y sabía de todo. Observo que las cosas han cambiado. Animo.

18.11.05

Anónimo dijo...

Respecto al articulo de los profes de micro, mi primera impresion fue pensar," pero por que le dan tanto palo??". Al pensarlo detenidamente me dije: no es justo que a personas como nosotros(estudiantes)nos hagan perder el entusiasmo por lo que pensamos, es nuestra pasion, y ademas despues nos digan que es culpa de nosotros desaprobar la materia.

21.11.05

Anónimo dijo...

Yo particularmente entiendo a este estudiante. Estamos mamados de los profesores sin pasion y que nos hacen huir de clase para recluirnos en la casa para los mas serios y en los bares para los vagabundos. Por culpa de esos profesores hay más bares que bibliotecas cerca de las universidades. Creo que Francia es un paraiso segun la descripcion comparado con Colombia!